Analistas cuestionan las encuestas preelectorales y su contraste con el resultado del conteo rápido

“Creo que la industria de encuestas tiene que evaluar seriamente el tema de las encuestas telefónicas”, señaló Armando Ortuño, columnista de La Razón.


Los columnistas de La Razón Lourdes Montero, Jorge Richter y Armando Ortuño pusieron en debate la eficiencia de las encuestas preelectorales, dado que presentan una marcada diferencia respecto a los resultados de conteo rápido difundidos la madrugada de este lunes. Coincidieron en que se debe replantear varios de sus procedimientos, como la pertinencia de aplicarlas vía teléfono.

El análisis se desarrolló este lunes en el programa Piedra, Papel y Tinta, de La Razón y el Extra, que es conducido por la directora de ambos medios, Claudia Benavente.

Ortuño hizo un análisis sobre la diferencia que hubo entre los datos de las encuestas preelectorales de distintas empresas y organizaciones, y los resultados presentados pasada la medianoche del domingo por Ciesmori, que, si bien no son oficiales, muestran una notable distancia respecto a los sondeos anteriores.

“Creo que la industria de encuestas tiene que evaluar seriamente el tema de las encuestas telefónicas”, señaló.

Ortuño dijo que, si bien la pandemia obligó a utilizar este recurso, la metodología “no está todavía refinada” y al parecer no se llegó con eficiencia a los sectores rurales y populares, o mucha gente aparentemente no está dispuesta a revelar su inclinación por esa vía.

Apuntó que el margen de imprecisión de las encuestas también es resultado de una campaña abocada netamente a las cifras, dejando de lado el análisis del sentimiento de la gente, movilizaciones y otros elementos que resultan cruciales. “Al final vivíamos viendo las encuestas y no veíamos las campañas”, remarcó.

A su criterio, tanto los analistas como los propios políticos “solo leen el dato de la intención de voto y no leen los otros datos de las encuestas”. En el caso de Arce, dijo que su discurso fue el único que adoptó elementos “sustantivos” y que el planteamiento de resolver la crisis, sumada a la personalidad del candidato, “pegó muy bien con ese momento histórico”.

Richter explicó que hubo una gran cantidad de análisis entorno al desarrollo de la campaña política, pero no eran otra cosa que la “expresión de ansiedades personales, de anhelos de ver una configuración de poder en el país, que no es la que estaba en el sustrato mismo de la sociedad”.

“El voto también tiene otros componentes que no solamente es el porcentaje ni la estadística”, apuntó. Detalló que lo que proporcionaron las encuestas fueron “ubicaciones” respecto a si un determinado candidato tiene o no posibilidades de ganar.

Añadió que hubo una diferencia entre las campañas “cara a cara” y las “digitales” en cuanto a los resultados logrados. Como ejemplo, señaló que Luis Fernando Camacho, de Creemos, consolidó su voto en Santa Cruz a través del acercamiento directo a la población.

“Las empresas encuestadoras tendrán que replantearse, pero los estrategas y los directores de campaña también van a tener que aprender a leer un país que es diverso, que es plural, que tiene una lógica distinta en ese sustrato”, insistió.

A su turno, Montero señaló que, en el clímax de la contienda electoral, la población optó por “dejar de lado la crisis política” y “apostó por la certeza”.

Según su análisis, la probabilidad de ir a una segunda vuelta posponía el dilema político y profundizaba la compleja situación que afronta el país, por lo que prefirió dar un voto de confianza al MAS, pero no bajo las mismas condiciones de hace 14 años.

“Las personas dijeron: apuesto a que haya certeza, que tengamos un gobierno fuerte, porque nuestra hipótesis era esa, que vamos a tener un gobierno todavía débil, va a tener que negociar, va a tener que pactar, no va a poder tomar políticas o medidas”, sostuvo.

Sobre los errores de las campañas de los partidos políticos, indicó que Carlos Mesa no pudo conectar con el público porque “no lograron entender la Bolivia superficial”. En contraposición, resaltó que Arce apeló a volver a las calles, a reunirse con la gente, a no atacar al rival y mostrar una “visión de futuro”, lo cual tuvo un efecto positivo.