El ministro de Obras Públicas, Óscar Coca, informó que de llegarse a un acuerdo en los términos de referencia se lanzará la licitación internacional para el proyecto a diseño final del tren bioceánico. Brasil también reiteró su interés
Los gobiernos de Bolivia y Perú avanzan en los términos de referencia para lanzar el estudio a diseño final del Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración, mientras Brasil ratificó su interés por participar en el proyecto, considerado el Canal de Panamá del siglo XXI, informó el lunes el ministro boliviano de Obras Públicas, Óscar Coca.
Coca dijo que se prevé consolidar mañana, martes, en el gabinete binacional Bolivia-Perú en Ilo, los términos de referencia para lanzar en los próximos meses el estudio a diseño final de la millonaria obra.
"Una vez que tengamos los términos de referencia analizados, discutidos y consensuados, largamos la convocatoria internacional, si es que mañana llegamos a un acuerdo con los términos de referencia, si es que esto ocurre, la convocatoria pública internacional estaría muy pronto; estamos hablando de un mes o menos tal vez", puntualizó Coca.
Por otra parte, señaló que Brasil participó en la última teleconferencia sobre el proyecto, a comienzos de junio, y dijo que se mostraron "muy dispuestos" a participar en el proyecto e, incluso, aportaron con ideas y criterios sobre cómo debería ser el sistema.
"Brasil también ha mostrado su interés, puesto que ha estado participando en las conferencias. El tren que estamos proponiendo como Bolivia, viene a incidir en una parte muy productiva de ellos", sustentó.
Según datos oficiales, se prevé que el tren bioceánico se inicie en Puerto Santos, Brasil; ingrese a Bolivia por Puerto Suárez, continúe por los municipios de Montero y Bulo Bulo, para salir a Perú por el Hito 4 y concluir en el Puerto de Ilo, uniendo con 3.755 kilómetros de vías, el océano Atlántico con el Pacífico.
El proyecto del tren bioceánico, que prevé una inversión de al menos 10.000 millones de dólares, tiene hasta la fecha cuatro estudios de preinversión elaborados por Bolivia y uno por Perú.
El financiamiento está prácticamente asegurado por un consorcio privado suizo-alemán, además de una serie de países europeos que plantearon ser socios, entre ellos, Rusia, España e Italia.
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