Con estas palabras Eusebio Rubios, dirigente de la federación de comunidades interculturales Chimore, recordó las masacres, persecuciones y torturas que vivió junto a los productores de coca los años noventa y parte del dos mil, donde en el trópico de Cochabamba se vivió una guerra no declarada por los gobiernos neoliberales.
El dirigente recordó, como ese 6 de diciembre del 2001, en las puertas de la federación , vieron de sangre a su ejecutivo, Casimiro Huanca, quien días antes junto a dirigentes de las seis federaciones habían determinado radicalizar sus movilizaciones exponiendo en la carretera los productos del denominado desarrollo alternativo, que se convirtió en un mecanismo de persecución y masacre al mando de los efectivos militares y policías que obedecían las instrucciones de los militares de la DEA y la CIA., remarco Eusebio Rubios.
Por su parte Juana Quispe Ari, quien inicio su viva sindical como dirigente y concejala en los tiempos de resistencia a las políticas de gobiernos neoliberales, señalo que las mujeres al ver los atropellos y persecuciones de sus esposos y dirigentes se organizaron,” yo he visto morir a mis compañeros de lucha, nosotras hemos sido tratados como si fuéramos animales, no respetaron nuestros derechos, en muchas ocasiones buscaron matar a nuestro presidente Evo Morales Ayma”.
Ambos dirigentes, con lagrimas en los ojos destacaron que la sangre derramada en los tiempos de lucha, permitió que el pueblo boliviano haya despertado y se esté consolidando un proceso de cambio participativo e incluyente, “no podemos traicionar la lucha de nuestros mártires y lideres, Bolivia recupero su dignidad y soberanía y vamos a la verdadera liberación económica de la patria grande “.
Fuente: Periodistas por el Cambio
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