Sin la amarilla

 


Por: Ariel Molina

Hoy el presidente del Estado puso en marcha el Tren Metropolitano en el departamento de Cochabamba.  Este regalo pensado para solucionar los problemas de transporte masivo conecta el valle alto con el valle bajo, pero lamentablemente la negativa del alcalde cochabambino de permitir la construcción de la línea amarilla que uniría la ruta del tren con la ciudad le ha restado color a la efeméride del grito libertario de 14 de septiembre de 1810.

Y es que Reyes Villa no abandona su visión etnocentrista que relega a la población estante pero distante del centro y norte de la ciudad. Quien ha vivido en esta ciudad conoce esta práctica habitual del burgomaestre, sabe que fue su decisión encauzar las aguas residuales de la ciudad hacia la zona sur, provocando la enorme contaminación en cercanías al aeropuerto. No hay que olvidar su participación en enero negro de 2007. Y recientemente su intención de cerrar el museo de historia natural de esa ciudad para construir una sede empresarial demuestra una indiferencia con el momento histórico que vive nuestro país, fomentando el desarrollo corporativo privado a costa de postergar la integración valluna y la recuperación de la economía.

En febrero del año pasado, el entonces candidato a la alcaldía cochabambina se encontraba en un aparente problema económico. La tragedia fue tal que instó a sus seguidores la apertura de una cuenta de ahorro para sumar el dinero suficiente para pagar una deuda con el Estado. Sí, con el Estado. Esta deuda la generó en su gestión prefectural de 2006 y ascendió a 2,3 millones de bolivianos por irregularidades en la compra de vagonetas no presupuestadas. Se sabe que juntaron el dinero suficiente y su candidatura fue habilitada para las elecciones subnacionales de 2021.

La sorpresa llegó en septiembre de ese mismo año, cuando el hijo del “bombón”, entonces flamante concejal de la agrupación ciudadana de su padre, declaró en un medio escrito que cuando vivía en Estados Unidos lo hacía muy cómodamente. Que sus ingresos de un mes superaban ampliamente a la suma de lo que ganaría siendo concejal durante seis años. No hace falta hacer cálculos para darse cuenta que la deuda con el Estado era ínfima para el poder económico de la familia Reyes Villa. Pero no son los números lo que llaman la atención, sino la forma como manipuló una vez más a su electorado que este 14 de septiembre fue privado una vez más de contar con una obra estrella como un tren moderno que recorra la ciudad, que muy bien podría diversificar el movimiento económico que necesita “cocha”.