García: No vamos a buscar que se anulen los juicios en nuestra contra, nos vamos a defender

El exvicepresidente brindó una entrevista al diario español El País y señaló que las elecciones del domingo son un primer paso para “definir el regreso pleno de la democracia”, pero no resolverán la confrontación de un proyecto inclusivo y otro de revancha.


Álvaro García Linera, exvicepresidente del gobierno de Evo Morales, brindó una entrevista al diario español El País, en la cual aseguró que si bien las elecciones del siguiente domingo son un esfuerzo por reencauzar la vida política en Bolivia, es solo un primer paso para “definir el regreso pleno de la democracia” ante la confrontación de un proyecto inclusivo impulsado por el Movimiento Al Socialismo (MAS) y otro de “rechazo y de revancha”. Aparte, indicó que si su partido retoma el poder, no van a anular los procesos instalados en su contra, “nos vamos a defender”.

“Hay que ubicar las elecciones en un esfuerzo colectivo por reencauzar la vida política en Bolivia a un año del golpe, de destrucción del Estado y de abandono estatal de la población ante la pandemia (del coronavirus). El ámbito electoral no es el lugar donde se va a definir el regreso pleno a la democracia, pero es el primer paso. Por un lado, tienes el proyecto del MAS, con crecimiento, distribución e inclusión. Por el otro, tienes un modelo de rechazo a la igualdad, de escarmiento y de xenofobia. Y lo dicen ellos: ‘Nosotros somos anti-MAS’. Esto es lo que pasa, la confrontación de un proyecto con un anteproyecto de rechazo y resistencia, muy violento y de revancha”, remarcó.

Afirmó que hay la posibilidad de que ese “revanchismo de las clases sociales medias y tradicionales perduren en el tiempo”, y que es un reto del MAS cambiar esta situación. Ratificó que el año pasado, Morales fue víctima de un “golpe de Estado de fuerzas policiales y militares”, tras lo cual fue posesionada Jeanine Áñez como presidenta transitoria. “Pero también hubo un sector social que ha salido a las marchas, una clase media que se ha visto desplazada en sus privilegios por la emergencia de una nueva clase media de origen popular”, en los casi 14 años que el MAS estuvo en el poder.

Morales renunció el 10 de noviembre, asfixiado por protestas cívicas alimentadas por las denuncias de un fraude en las elecciones del 20 de octubre de 2019, además de un motín policial y la sugerencia de las Fuerzas Armadas para que tome esa determinación. A ello se sumó un polémico informe preliminar de la Organización de Estados Americanos (OEA) que apoyó el discurso de las irregularidades en los comicios. El expresidente abandonó el país dos días después, junto a García, con destino a México. En diciembre, ambos se instalaron en Argentina, donde tienen refugio político.

García dijo a El País, mediante un contacto virtual, que antes de lo ocurrido en 2019 ya habían señales de malestar en la clase media tradicional, “que en vez de buscar políticas de fusión con las nuevas clases medias populares plantearon una política de exclusión y radicalizaron su discurso racista. Hablaban de indios que vienen a nuestros shopping, a nuestros barrios, a nuestros cines. En 2016, hubo una movilización de médicos, síntoma de que en un sector de la clase media se estaba gestando algo. Cuando todo estalla en 2019 era modulable, pero dejó de serlo cuando tienes que enfrentarte a aviones y tanques. Esa variable no la habíamos calculado con Evo”.

Explicó que la renuncia de Morales “fue para evitar que salga la gente. Nosotros no podíamos pedir ‘vamos a enfrentarnos a los tanques’ y a ver qué pasa. La presión social la vimos y habíamos apostado a la neutralidad de la Policía y los militares. Frente al cambio de fuerzas estaba la decisión enfrentarlos, con el riesgo de muertes, o la renuncia. Después del golpe apostaron por destruir al MAS. Eso es, matar a Evo y si no se podía matar a Evo era provocar una diáspora. La situación de nuestra organización no es normal, hay una persecución estructural y sistemática, marcada por dirigentes detenidos, perseguidos, por juicios abiertos como si se repartiesen volantes. Y habrá más hasta el día viernes previo a la elección. Pese a todo ese proceso de amedrentamiento, la gente va a ir a votar”.

Acusó a Carlos Mesa, candidato presidencial de Comunidad Ciudadana (CC), principal contendor del postulante del MAS, Luis Arce, de haber apoyado el “golpe de Estado”. “Mesa es uno de los que aplaudieron cuando Áñez llegó con su Biblia al Palacio de Gobierno, cuando los policías quemaron wiphalas, cuando se persiguió dirigentes y se decía que eso era la democracia. Si has apoyado un golpe no puedes después de un año acordar con los que derrotaste”, o sea con el MAS, por ello, añadió García, Mesa anuncia que no pactará con el partido de Morales, “es un esfuerzo desesperado del candidato por capturar el voto enojado, el voto duro de los sectores más conservadores. Y, por otro lado, es una confesión de la complicidad de Mesa con todo lo que ha sucedido”.

Ante la pregunta sobre si cree que el gobierno de Áñez respetará o rechazará una victoria del MAS, García subrayó que “el golpe ya ha sufrido una derrota histórica”: que el MAS puede ganar estas elecciones. “En todos los lugares donde se desplaza a un partido de gobierno, ese partido no se levanta. En nuestra historia hay experiencias de partidos que tardaron 10, 15 años en rearmarse. A eso apuntaron, y más allá del resultado electoral, que confiamos nos será favorable, ahora, ya, hay una derrota de ese proyecto histórico de querer pulverizar la idea de lo nacional y popular en Bolivia. Una victoria del MAS reafirmaría esa derrota, pero creo que ya se ha dado”.

Asimismo, aseveró que es secundario su retorno al país si se diera un triunfo del MAS y que se ve en lo inmediato impulsando la formación política e ideológica de las nuevas generaciones de líderes. Señaló que imagina a Morales “haciendo lo que sabe hacer muy bien, que es una articulación de lo popular. Es un hombre del mundo sindical y comunitario y necesitamos reconstruir los tejidos de lo popular, que están golpeados y debilitados”. Y culminó con que si el MAS llega de nuevo al gobierno, todas las causas judiciales abiertas en su contra, muchas impulsadas por el mandato de Áñez, serán afrontadas. “Están las acusaciones y hay que dar la cara ante ellas, estén bien hechas o estén mal hechas. No vamos a buscar que se anulen los juicios; nos vamos a defender, pero como corresponde”.