Los investigadores creen que esta técnica, que ha sido probada con éxito en ratones, podría ayudar a detectar antes enfermedades cerebrales como el Parkinson, el Alzheimer o la depresión.
Un grupo de científicos de EE.UU. y de Corea del Sur ha creado un dispositivo que puede controlar los circuitos neuronales mediante un pequeño implante cerebral controlado desde un teléfono inteligente, según se explica en un artículo publicado este lunes en la revista Nature Biomedical Engineering.
El dispositivo, que utiliza cartuchos de drogas reemplazables tipo Lego y un potente bluetooth de baja energía, puede abordar determinadas neuronas usando drogas y luz durante varios meses sin tener que preocuparse del hecho de quedarse sin narcóticos.
Estos pequeños cartuchos de estupefacientes se hallan en el interior de un implante cerebral para ratones con una sonda suave y ultradelgada —del grosor de un cabello humano—, que consta de canales microfluídicos y pequeños diodos emisores de luz, para dosis ilimitadas de drogas y envío de luz.
Un futuro uso clínico
De este modo, mediante un 'smartphone', los neurocientíficos pueden activar de manera sencilla cualquier combinación específica de envío de luz o de drogas a cualquier animal con el implante sin necesitad de que este se encuentre físicamente en el laboratorio.
"El dispositivo neuronal inalámbrico permite la neuromodulación química y óptica crónica, que nunca antes se había logrado", explica el autor principal Raza Qazi, miembro del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea (KAIST) y de la Universidad de Colorado en Bouldor. Asimismo, Qazi asegura que esta tecnología eclipsa los métodos convencionales utilizados hasta el momento por los neurocientíficos, que a largo plazo causan lesiones en el tejido cerebral blando.
Los expertos que participaron en el estudio creen que esta técnica —que de momento ha funcionado con éxito en ratones— podría ayudar a detectar antes enfermedades cerebrales como el Parkinson, el Alzheimer, la adicción, la depresión y demás trastornos emocionales para, de esa forma, desarrollar nuevas terapias. Además, aseguran que les permite entender mejor el comportamiento del circuito neuronal. Su objetivo ahora es mejorar dicha tecnología para crear un implante cerebral para uso clínico.
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