Además de tener miles de efectivos en los países vecinos, EE.UU. está movilizando fuerzas navales, aéreas y de defensa.
Menos de cuatro años después del acuerdo histórico de Irán con los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (Reino Unido, China, Francia, Rusia y EE.UU.), las relaciones entre Washington y Teherán se han deteriorado después de que Donald Trump asumió el poder en enero del 2017. En marzo de este año, el presidente de la República Islámica, Hasán Rohaní, ha constatado que su país "está en guerra económica y psicológica con EE.UU. y sus aliados". Dos meses más tarde, EE.UU. aumenta sus fuerzas cerca de las fronteras iraníes, poniendo en peligro la estabilidad de Oriente Medio, una región ya de por sí inestable.
Las fuerzas desplegadas en los últimos días
El USS Abraham Lincoln
El 5 de mayo, el asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., John Bolton, anunció que Washington estaba desplegando el grupo de combate del portaviones USS Abraham Lincoln y un grupo operativo de bombarderos a la región supervisada por el Mando Central (CENTCOM, por sus siglas en inglés) "para enviar un mensaje claro y e inequívoco" a Irán de que "cualquier ataque contra los intereses estadounidenses o de sus aliados se enfrentará con una fuerza implacable".
"El despliegue […] representa un reposicionamiento prudente de activos en respuesta a las indicaciones de una amenaza creíble por parte de las fuerzas del régimen iraní", escribió el día siguiente el secretario interino de Defensa de EE.UU., Patrick Shanahan, en su cuenta de Twitter.
El USS Abraham Lincoln fue botado en 1988 y tiene un desplazamiento de 88.000 toneladas. El portaviones, propulsado por dos reactores nucleares, puede llevar 90 aeronaves.
Bombarderos B-52
El 7 de mayo, Washington informó que destinaría a Oriente Medio cuatro bombarderos pesados estratégicos B-52, capaces de portar las armas nucleares. Dos de ellos llegaron este viernes a la Base Aérea de Al Udeid, cerca de Doha (Catar).
Sistema Patriot y USS Arlington
El mismo día, Shanahan aprobó el despliegue en Oriente Medio de una batería del sistema de defensa aérea estadounidense Patriot y del buque de transporte anfibio USS Arlington.
El sistema Patriot, en producción desde 1976 y que ganó gran popularidad durante la Guerra de Golfo, puede interceptar tanto aviones como misiles balísticos y tiene un alcance efectivo de 70 kilómetros.
El USS Arlington, botado en el 2010 y que forma parte de la clase San Antonio, tiene un desplazamiento de 25.300 toneladas y puede transportar, además de decenas de vehículos de combate, a 699 marines.
La 22ª Unidad Expedicionaria de Marines y el USS Kearsage
Asimismo, este jueves, el buque de asalto anfibio USS Kearsage pasó por el estrecho de Ormuz con la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines a bordo y está ahora en el mar Arábigo. Aunque, según afirma Marine Times citando a oficiales de la flota, su desplazamiento fue programado, la nave, capaz de transportar hasta 1.871 tropas de desembarco, aumenta objetivamente la presencia militar estadounidense cerca de las costas iraníes.
Presencia militar de EE.UU. en la región
El Pentágono mantiene personal y dispone de varias facilidades en países cercanos a Irán.
Las dos naciones con la mayor cantidad de militares estadounidenses son Afganistán e Irak, invadidos por EE.UU. en los años 2001 y 2003, respectivamente. Aunque el número exacto del personal concentrado allí no se revela, se trata de miles de efectivos.
Así, según reportó New York Times en febrero (la información fue confirmada por una fuente de Foreign Policy), Afganistán contaba con unos 14.000 militares estadounidenses, aparte de más de 8.000 efectivos de la OTAN y otros aliados.
En lo que toca al territorio de Irak, el número de tropas estadounidenses se estima en unas 5.200.
Además, pese a que la Casa Blanca anunció a finales del año pasado la retirada de sus fuerzas de Siria, en el país quedan, según los planes del Pentágono divulgados en marzo pasado, cerca de 1.000 soldados.
Otros países vecinos a Irán, en los que Washington cuenta con bases y personal militar, son Arabia Saudita, Baréin, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Israel, Jordania, Kuwait, Omán y Turquía. En total, albergan casi 10.000 tropas estadounidenses, según el Centro de Datos de Personal del Departamento de Defensa.
Las causas del deterioro
La tensión entre los dos países se debe al programa nuclear de Teherán, iniciado durante el régimen del sah Mohammad Reza Pahlavi, socio de EE.UU., y reanudado por las autoridades de la República Islámica tras la Revolución de 1979.
Desde la década de 1990, el desarrollo de las tecnologías atómicas persas, pese a las afirmaciones de sus gobernantes de que no se trata de la creación de armamento nuclear, provocó sanciones por parte de EE.UU., además de otros países y organizaciones internacionales.
Finalmente, en julio del 2015, en Viena (Austria), Irán y Sexteto de mediadores, formado por Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Rusia y el Reino Unido, firmaron el Plan de Acción Integral Conjunto y Completo (JCPOA, por sus siglas en inglés). Conforme al tratado, Irán se deshizo del 98% del uranio enriquecido que tenía y mantiene el nivel de enriquecimiento por debajo del 5%, que normalmente se requiere para asegurar el funcionamiento de plantas nucleares con fines civiles. A su vez, la UE acordó levantar todas sus sanciones relacionadas con la no proliferación, ocho años después del día de la adopción o cuando el OIEA llegó a la conclusión general de que todo el material nuclear en Irán está siendo utilizado para actividades pacíficas. Bajo la misma condición, EE.UU. aceptó suprimir las sanciones sobre la adquisición de productos relacionados con la energía nuclear y servicios para las actividades nucleares abordadas en el plan de acción. El sexteto prometió que la UE, la ONU y EE.UU. no reimpondrán las sanciones que han sido levantadas o nuevas sanciones relacionadas con la energía nuclear. En caso contrario, Irán lo considerará como base para dejar de cumplir con sus compromisos total o parcialmente.
No obstante, desde principios del 2017, cuando el nuevo presidente de EE.UU. asumió el poder, empezó a denunciar a Teherán por realizar pruebas de misiles balísticos y reprobó el acuerdo en varias ocasiones, calificándolo de "desastre" y el "peor acuerdo jamás negociado".
En octubre del mismo año, Trump anunció que no certificaría el acuerdo nuclear e impondría nuevas sanciones contra Teherán, habiendo destacado que Irán "siempre quedará como el principal patrocinador del terrorismo". El movimiento de Trump fue apoyado por dos rivales de Teherán: Israel y Arabia Saudita.
A pesar de que varios países intentaron persuadir al mandatario de no retirarse del histórico tratado, el 8 de mayo de 2018 EE.UU. abandonó el acuerdo nuclear con Irán. Trump le reprochó al tratado haber fallado en su objetivo de proteger a Washington y a sus aliados de la "locura" de una bomba nuclear iraní. Además, afirmó que cuenta con "pruebas definitivas" y "concluyentes" provenientes de la Inteligencia israelí de que Irán busca activamente hacerse con armamento nuclear.
Le siguieron sanciones que resultaron, entre otras cosas, en la desconexión del Banco Central persa del sistema SWIFT. El pasado 22 de abril, el Gobierno estadounidense anunció que reimpondría las sanciones a todos los países que adquieran crudo iraní una vez expiren las actuales, cosa que sucedió el 2 de mayo.
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