Los cementerios estuvieron concurridos además por músicos y rezadores que prestaron sus servicios a las familias dolientes.
También se observó la presencia de cientos de funcionarios municipales y policiales, además de turistas y periodistas.
El ritual de despedida de las almas estuvo acompañado de abundante comida servida entre los familiares asistentes debido a que —de acuerdo con la tradición— el muerto necesita mucha energía para su viaje de vuelta. Las vías cercanas al Cementerio General de La Paz se cerraron para facilitar el tránsito de los miles de visitantes. Numerosos comerciantes se instalaron en las calles aledañas. La impresionante afluencia de gente fue observable desde las cabinas de las líneas Roja y Naranja de Mi Teleférico.
El desmontaje de los altares armados a los difuntos comenzó en la tarde. Muchas de las familias tuvieron reuniones en sus domicilios.
En las comunidades rurales, el despido de las almas se extenderá durante los días 3 y 4 con celebraciones que incluyen el consumo de alcohol, juegos y el sacrificio de corderos.
Fuente: Cambio
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