La auditoría de la cirugía de Sebastián, el niño con cáncer al que le extirparon un riñón sano, evidenció que el médico Roger M. tiene indicios de responsabilidad por “inobservancia al protocolo de seguridad del paciente”.
El informe preliminar determinó que el médico no evaluó ni valoró a su paciente y tampoco planificó la operación.
El secretario de salud de la Gobernación de Santa Cruz, Óscar Urenda, manifestó que el documento fue elaborado en base a una revisión de la historia clínica de los protocolos quirúrgicos de Sebastián.
Explicó que no hay evidencia de una la valoración clínica o una consulta médica con el cirujano. Además, no se hizo una evaluación del paciente durante la primera internación y tampoco en la última intervención.
La auditoria reveló que la verificación de cirugía segura, que consiste en un listado de observaciones prequirúrgicas que realiza el médico, “no se llenó con los ítems previos a la incisión y posterior a la cirugía, en tanto los protocolos quirúrgicos están sin hora”, explicó la autoridad.
Se evidenció que no existe en el expediente la placa radiológica que tenía que haber sido usada como referencia en el quirófano para la operación y al parecer estaban en posesión de la familia. "El único responsable" de iniciar la intervención sin estos análisis es el jefe de cirugía, dijo Urenda.
Sebastián Justiniano, de tres años, llegó el 18 de junio al Hospital Japonés con un tumor de 13 por 11 centímetros en el riñón izquierdo. Pasó por seis quimioterapias hasta ser intervenido. Sin embargo, Roger M. extrajo el riñón derecho por error.
El cáncer de riñón fue evidenciado en estado 4, con dos meses de evolución del tumor. “El 4 es estado grave porque tenía metástasis en ambos pulmones”, relató Urenda.
Ayer, la Fiscalía aprehendió tras encontrarse indicios de responsabilidad en los delitos de lesiones graves y gravísimas se determinó su aprehensión".
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