El Gobierno acuerda con el organismo internacional las medidas de choque que tendrían que aplicarse para estabilizar la economía argentina.
En solo una semana, el peso argentino perdió 15 por ciento de valor, las tasas de interés tuvieron que ser subidas a 40 por ciento y el Banco Central perdió casi 5.000 millones de dólares de sus reservas, en un intento de contener al dólar. Ayer, por la mañana, el dólar pasaba los 23 pesos y llovía a mares fuera de la Casa Rosada cuando el presidente argentino, Mauricio Macri, confirmó a La Nación el inicio de conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El ministro Nicolás Dujovne manifestó que la Argentina necesita una línea crediticia del FMI, pero no aclaró de que clase. Al parecer, de acuerdo a lo que pudo saber Infobae, la Argentina podría acceder a una línea de crédito flexible y podría solicitar una cifra que va de los 20.000 a los 30.000 millones de dólares.
En un momento de fugas, el país, cada vez más dependiente del financiamiento externo, necesitaba una inyección de capital para mantener la estabilidad monetaria.
Ciudadanos argentinos dudaron de que el crédito que negocia su Gobierno con el FMI para afrontar la caída del peso frente al dólar sea la solución a los problemas del país, y tienen presente el fantasma de la gran crisis de 2001 que llevó al ´corralito´.
"No hemos tenido buena experiencia con el FMI, la vez pasada hubo todo el colapso en el 2001, que hagan de nuevo ahora lo mismo no nos da la garantía de que sea para bien, sino más bien para mal", dijo a EFE Matías Pizarro, de 32 años.
En aquella ocasión, la institución financiera prestó dinero al país durante toda la década de 1990 y comienzos del 2000, y fue criticada posteriormente por las duras condiciones exigidas.
Combustibles
El Gobierno acordó con las grandes empresas de energía mantener hasta el 1 de julio los precios de los combustibles que rigen en la actualidad.
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